Atmakaraka - Conociendo el deseo de las almas
El Atmakaraka es el significador del deseo del alma. Según la filosofía védica, un alma renace porque tiene deseos inconclusos que se dejaron sin cumplir en las vidas anteriores y nace de nuevo para tener otra oportunidad de satisfacerlos. ¿Cuáles son estos deseos? ¿Se cumplirán o lucharás con ellos? Esto es revelado por el planeta Atmakaraka.
A mi modo de ver,, el Atmakaraka es uno de los planetas más importantes de la carta natal.
El Atmakaraka natural es el Sol en todas las caras natales. El Atmakaraka de este artículo es la chara Atmakaraka. Por lo general, cuando nos referimos al Atmakaraka personal, nos referimos al Chara Atmakaraka. Uno de los ocho planetas (Sol, Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Saturno y Rahu) puede hacerse cargo del manto de Atmakaraka dependiendo de sus grados en la carta natal. El planeta que tiene el grado más alto, ignorando los signos, se considera la chara Atmakaraka. Debido a su movimiento retrógrado perpetuo, los grados de Rahu Ketu se calculan restando 30º. (Sin embargo, otros planetas retrógrados se calculan de la manera habitual). Por ejemplo, si Rahu Ketu tiene 15º 24 'en una tabla, será 30º menos los grados de Rahu Ketu y los grados restantes serán 14º36'. Si este grado es mayor que el de cualquier otro planeta, entonces Rahu Ketu será considerado el Atmakaraka.
Hay un desacuerdo con respecto al uso de Rahu como Atmakaraka. Algunos eruditos solo usan 7 planetas excluyendo Rahu, mientras que otros usan 8, incluído Rahu. Ketu como el significador de moksha no forma parte del esquema de chara karakas. Moksha es el destino del alma, el objetivo final, no es importante para revelar los deseos más mundanos del alma. Como Rahu y Ketu forman parte del eje kármico, Rahu mostrará el deseo de Ketu de realización espiritual. Durante muchos años usé solo 7 karakas, pero ahora estoy convencido de la necesidad de incluir a Rahu en este esquema. Como Rahu se vincula tan fuertemente con las vidas pasadas y los deseos incumplidos. El papel de Rahu es invaluable en la búsqueda de respuestas en esta vida y la confusión que esto causa, así como la capacidad del alma para finalmente triunfar sobre esos deseos incontrolables.
El Atmakaraka refleja el espíritu dentro de nosotros. Pero su expresión externa no siempre parece ser espiritual. Podemos dejarnos atrapar por la naturaleza ilusoria de los deseos y pensar que la saciedad de los deseos mundanos es todo lo que el alma quiere. Pero es importante entender que el cumplimiento de los deseos mundanos es parte del proceso de revelación del alma verdadera. El alma está pisando la rueda del deseo, ya que el cumplimiento de un conjunto de deseos materiales puede crear un apetito cada vez mayor por más y más. Estos deseos nunca se cumplen. El verdadero deseo del alma es salir de esta rueda y encontrar la autorrealización, la paz y la felicidad eterna. La lucha entre lo real y lo falso tiene que ser entendida. Los falsos deseos son aquellos que buscamos en el mundo exterior. Los verdaderos deseos se satisfacen desde adentro.
El planeta Atmakaraka personifica estas luchas, pero también muestra el camino a través de lecciones de vida (generalmente impartidas durante Atmakaraka dashas y bhuktis). Identificarse con los objetivos materialistas es esencial y no debemos subestimar estas necesidades. El hecho de que el alma nazca en la tierra muestra que hay una misión mundana que el alma debe completar antes de que esté lista para comprender al ser superior. Las experiencias nos enseñan a buscar nuestro ser superior. No puede haber una vía rápida hacia el moksha o la autorrealización. Por lo tanto, es importante reconocer y completar el objetivo material, tanto lo agradable como lo desagradable. Sin ese logro, no puedes ir al mundo interior y encontrar tu tesoro personal de felicidad. Atmakaraka te mostrará las metas materiales del alma y las espirituales.
La verdadera revelación del alma tiene que ser una experiencia personal. El Atmakaraka nos muestra los verdaderos deseos del alma, ya sea que los reconozcamos o no, eso dependerá de nosotros.
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